Entronizado Papa en 1958, Angelo Roncalli trajo aires de innovación. Inició el Concilio Vaticano II, nombró cardenales de otras razas y mantuvo histórico encuentro con primado anglicano. Murió en 1963, y en el 2000 fue beatificado por Juan Pablo II.
El 28 de octubre de 1958, Angelo Giuseppe Roncalli, patriarca de Venecia de 77 años, es elegido Papa. En honor a su padre y al patrón de su pueblo natal así como su profunda admiración hacia el evangelista Juan toma el nombre de Juan. El Papa Juan XXIII es entronizado el 4 de noviembre. Su elección había provocado gran sorpresa, desde el primer momento se le consideró un Papa de transición debido no sólo a su avanzada edad, 77 años, sino a su condición de cardenal de bajo perfil, factores que le excluían de la lista de "papables". Lo cuenta Teresa M. Amiguet en La Vanguardia.
Su pasado, fue sargento médico durante la I Guerra Mundial y más tarde capellán militar, hacía presagiar grandes cambios. Durante su trayectoria apostólica, había dado fe de su espíritu abierto e innovador. Así, en Bulgaria estableció relaciones con otras comunidades cristianas, especialmente la ortodoxa y en Turquía intervino en el socorro de judíos durante la persecución nazi. En París, gracias a su talante cordial y su talento diplomático consiguió reestablecer el desequilibrio en que había quedado sumida la Iglesia, coaccionada por la colaboración con los nazis.
Desde el inicio de su papado quedó claro que su ejercicio era revolucionario. Tan sólo dos meses después de su elección visitó las parroquias de su diócesis y dio muestras de su humanidad al visitar con motivo de la Navidad hospitales infantiles y cárceles, en concreto la prisión Regina Coeli.
Esos aires de innovación se hicieron patentes enseguida, ya que las primeras medidas de su gobierno supusieron un claro retorno a los inicios del cristianismo. Una de ellas fue reducir los dispendios económicos, lo que provocó malestar en el resto de la curia. También se ocupó de mejorar los derechos laborales de los trabajadores del Vaticano.
El 25 de enero de 1959, tan sólo tres meses después de su elección, anunció el XXI Concilio Ecuménico, llamado después Concilio Vaticano II, el I Sínodo de la Diócesis de Roma y la revisión del Código de Derecho Canónico.
El papa Juan XXIII escribió ocho encíclicas en total. Su magisterio social en las encíclicas "Pacem in Terris" y "Mater et magistra" fue considerada uno de los documentos más importantes de nuestra época.
Por primera vez en la historia, nombró cardenales de otras razas. Así, entre los 37 nuevos cardenales se encontraban un tanzano, un japonés, un filipino, un venezolano y un mexicano.
Pero esa no fue su única aportación. El 2 de diciembre de 1960 se reunió en el Vaticano con el arzobispo de Canterbury, Geoffrey Francis Fisher. Hacía más de 400 años, desde la excomunión de Isabel I, que la máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra se reunía con el Papa.
El 3 de enero de 1962, excomulgó a Fidel Castro, dirigente en continua pugna con la Iglesia. El día 6 de mayo del mismo año canonizó al primer santo negro de América, el peruano San Martín de Porres. El 11 de octubre de 1962, el Papa abrió el Concilio Vaticano II en San Pedro. Este Concilio, inspirado en la figura del papa Pio IX precursor del Concilio Vaticano I, cambiaría la cara del catolicismo: una nueva forma de celebrar la liturgia (más cercana a los fieles), un nuevo ecumenismo y un nuevo acercamiento al mundo.
La renovación de la Iglesia debía ser total, la institución debía ser ahora capaz de transmitir el Evangelio de modo acorde a los nuevos tiempos, buscar la unidad de las Iglesias cristianas y abrirse al mundo a través del diálogo. Observadores de credos diversos acudieron invitados dando muestra de que el hermetismo de la Iglesia formaba parte del pasado.
El 23 de mayo de 1963 se hizo público que padecía una grave enfermedad. El 3 de junio del mismo año fallecía hacia las 2 y 50 tras sufrir una larga agonía.
El Concilio, que constaba de 4 sesiones quedó inconcluso, sería su sucesor, Pablo VI quien presidiría las otras 3.
Empecinado en llevar a término su sueño de alcanzar la "Puesta al día de la Iglesia" Juan XXIII consiguió no sólo abrir las puertas de su Iglesia al futuro sino pasar a la historia como el "Papa más amado, il Papa buono".
El 4 de septiembre del 2000 el papa Juan Pablo II procedería a su beatificación junto a la de su predecesor Pío XII.
Fuente: RD